CONOCE LA HISTORIA DE MARVEL COMICS. PARTE 2. LA ETAPA DE ATLAS COMICS.
MARVEL COMICS (1961-1967).
En 1961, el escritor y editor Stan Lee revolucionó los cómics de superhéroes al presentar superhéroes diseñados para atraer a lectores mayores que al público predominantemente infantil del medio, marcando así el comienzo de lo que Marvel llamó más tarde Marvel Age of Comics.
El primer equipo de superhéroes de Modern Marvel, las estrellas titulares de The Fantastic Four #1 (noviembre de 1961), rompió las convenciones con otros arquetipos de cómics de la época al pelear, guardar rencores tanto profundos como mezquinos, y evitar el anonimato o las identidades secretas a favor del estatus de celebridad.
Posteriormente, los cómics de Marvel desarrollaron una reputación de centrarse en la caracterización y los problemas de los adultos en mayor medida que la mayoría de los cómics de superhéroes anteriores, una cualidad que la nueva generación de lectores mayores apreciaba. Esto se aplicó al título de The Amazing Spider-Man en particular, que resultó ser el libro más exitoso de Marvel. Su joven héroe sufría de dudas y problemas mundanos como cualquier otro adolescente, algo con lo que muchos lectores podrían identificarse.
Los primeros cómics modernos bajo la marca Marvel Comics fueron la antología de ciencia ficción Journey into Mystery #69 y el título de humor para adolescentes Patsy Walker #95 (ambas cubiertas con fecha de junio de 1961), cada una con un recuadro «MC» en la cubierta.
Luego, a raíz del éxito de DC Comics en revivir superhéroes a fines de la década de 1950 y principios de la de 1960, particularmente con Flash, Linterna Verde, Batman, Superman, Wonder Woman, Green Arrow y otros miembros del equipo de la Liga de la Justicia de América, Marvel hizo lo mismo.
También en 1961, la editorial que habría de ser Marvel Comics destacaba únicamente por sus cómics de monstruos y por el trabajo de dos de sus dibujantes, Jack Kirby y Steve Ditko. Sin embargo, en noviembre de 1961 aparecía Los 4 Fantásticos, una serie que bebía de la moda de los superhéroes y que rápidamente se ganó el favor del público gracias al desarrollo de sus personajes, cuya caracterización era mucho más realista que la de otros títulos superheroicos.
Los 4 Fantásticos sería la salida para otras series y personajes, como El Hombre Hormiga en enero de 1962, Hulk en mayo de 1962, Spider-Man en el último número de Amazing Fantasy en agosto de 1962, Thor el número de LOKI: Viaje Al Misterio de agosto de 1962, Iron Man en el número de Cuentos De Suspenso de marzo de 1963, la Avispa en el número de Cuentos Para Asombrar de junio de 1963 y el Doctor Extraño en el número de Strange Tales de junio de 1963.
El éxito de estos personajes hizo que la compañía, que ahora respondía al nombre de Marvel Comics, se lanzase a publicar dos series de superhéroes en septiembre de 1963, The Avengers y los X-Men.
Un nuevo superhéroe, Daredevil, aparecería en el título homónimo en abril de 1964, mientras que personajes de los años 40 como Namor y el Capitán América protagonizarían sus propios seriales, el primero en Tales to Astonish y el segundo en Tales of Suspense, en agosto de 1965 y noviembre de 1964 respectivamente. El último personaje de aquella etapa sería Nick Fury, un personaje que protagonizaba historietas bélicas desde 1963, pero que sería remozado a partir del número de Strange Tales de agosto de 1965, convirtiéndose en un agente secreto integrado dentro del universo ficticio de Marvel.
Stan Lee y el artista independiente y eventual co-trazador Jack Kirby’s Fantastic Four se originaron en una cultura de la Guerra Fría que llevó a sus creadores a revisar las convenciones de superhéroes de épocas anteriores para reflejar mejor el espíritu psicológico de su época.
Marvel a menudo presentaba superhéroes defectuosos, monstruos e inadaptados, a diferencia de los héroes perfectos, guapos y atléticos que se encuentran en los cómics tradicionales anteriores. Algunos héroes de Marvel parecían villanos y monstruos como Hulk y The Thing. Este enfoque naturalista incluso se extendió a la política de actualidad.
Entre 1957 y hasta 1968, Marvel Comics había sido una empresa con escasa organización interna. Stan Lee funcionaba como principal guionista, editor literario y artístico, mientras que el dibujante Sol Brodsky (sustituido posteriormente por John Verpoorten) se ocupaba de los aspectos más técnicos, como la redacción de contratos, control de las fechas de entrega y los contactos con la imprenta. No obstante, el aumento de la carga de trabajo de Lee y la mejora de las ventas permitió contratar a nuevos guionistas, dejando algunas de las series en manos de los jóvenes escritores Roy Thomas, Denny O’Neil y Gary Friedrich.
LA EXPLOSIÓN DE MARVEL (1968 – 1977).
José Luis Rodríguez, historiador y profesor de la Universidad de Cádiz ha retratado el momento en que pasó de una empresa familiar a lo que ha llamado: La explosión Marvel. Historia de Marvel en los 70 (Dolmen)
«La explosión Marvel fue un periodo que abarcó unos diez años, de 1968 a 1977, en los que Marvel Comics pasó de ser un pequeño negocio prácticamente familiar a la principal editorial de cómics de los Estados Unidos. Para que nos hagamos una idea, la editorial pasó de publicar doce cómics al mes a más de medio centenar».
Marvel obtuvo un éxito que acabó llamando la atención de Perfect Film & Chemical Corporation (posteriormente conocida como Cadence Industries). Esta, decidió comprarle la compañía a Martin Goodman en 1968, aunque lo mantuvo como presidente hasta 1972. Los nuevos dueños pronto mostraron interés en convertir a Marvel en la principal editorial de cómics estadounidense, invirtiendo en una nueva distribuidora, aumentado la plantilla y el número de títulos publicados; para evitar la dependencia de los superhéroes se apostó por géneros como el terror, el humor adolescente, el salvaje oeste y la ciencia ficción.
El objetivo era saturar el mercado y acabar con las pequeñas y medianas editoriales, pero una serie de factores como la inflación, la crisis del petróleo y la aparición de otras aficiones entre los más jóvenes condujeron a una caída de ventas que amenazaba con acabar con la propia industria del cómic.
«Obviamente -asegura José- la pequeña plantilla de escritores y dibujantes de la editorial no podía encargarse de hacer tantos cómics, por lo que hubo que contratar a nuevos escritores y artistas; el resultado fue que muchos jóvenes aficionados tuvieron la oportunidad de entrar en la industria del cómic y ofrecer una nueva visión muy fresca».
«Marvel dejó de ser un negocio familiar al ser comprada por Cadence Industries en 1968. Al dejar de ser una pequeña empresa con un presupuesto muy reducido, Marvel pudo lanzarse a competir en igualdad de condiciones con DC, la principal editorial de la época», comenta Joaquín.
«La diferencia entre Marvel y DC, no obstante, era que la primera tenía un grupo de autores jóvenes con mucha libertad creativa, mientras que en la segunda había una jerarquía mucho más fuerte y una forma muy rígida de hacer los cómics. Como el público de cómics era cada vez más adulto y exigente, los autores de Marvel resultaron mucho más atractivos».
Parte de ese éxito fue que supieron diversificar la oferta con cómics de otro tipo, como el terror, pero siempre desde el punto de vista de Marvel. «Sin duda fue un factor importante, pero no podemos olvidar que la mayoría de las editoriales tenían una producción muy diversificada. Pero mientras que otras se dedicaban a imitar lo que veían en la televisión o el cine (por ejemplo, la serie de Kung-Fu y las películas de terror ), Marvel siempre sabía darle un giro sorprendente y más adulto que iba más allá de la imitación. No siempre conseguía un éxito de ventas, pero el público sabía que sus cómics siempre iban a ser más originales«, asegura Joaquín.
Fue una época en la que jóvenes autores desarrollaron los personajes creados por un trío de autores mítico. «Stan Lee, Jack Kirby y Steve Ditko revolucionaron el concepto del superhéroe a principios de los sesenta al darle pies de barro a sus personajes, haciéndolos más parecidos al público y en consecuencia más interesantes de leer. Sus personajes son los que llevan más años publicándose, los que más se han traspasado a la televisión, el cine y los videojuegos, y en consecuencia es normal que todo el mundo los conozca, incluso aquellos que nunca han leído un cómic».
A pesar del espectacular crecimiento de Marvel, los ejecutivos fueron reticentes tanto a aumentar el equipo editorial como a mejorar la remuneración de escritores y artistas. Eso llevó a una sucesión de redactores jefe: Roy Thomas, Len Wein, Marv Wolfman, Gerry Conway y Archie Goodwin tomaron y abandonaron el puesto a lo largo de seis años, generalmente por el volumen excesivo de trabajo, la presión de los ejecutivos y la negativa de estos a modificar el sistema de trabajo.
Además, Stan Lee fue abandonando los guiones en favor de un puesto más ejecutivo, mientras que Jack Kirby dejó de dibujar para la compañía y saltó a DC Comics, si bien volvería brevemente entre 1976 y 1978; otros autores como Steve Gerber, Jim Steranko o Neal Adams también fueron abandonando Marvel e incluso el campo de los cómics, convencidos de que el medio iba a colapsarse debido a la crisis económica y las bajas ventas.
Hacia 1978 la situación comenzó a mejorar. El mercado directo supuso una nueva forma de vender cómics y reducir costes, la llegada de Jim Galton al sillón de presidente de Marvel y el nombramiento de Jim Shooter al puesto de redactor jefe trajo estabilidad a la editorial, una racionalización de las publicaciones y la promesa de un cambio radical en las relaciones entre los autores y la empresa.
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