En esta ocasión, vamos a analizar la legalidad de los emuladores de videojuegos. La respuesta te va a sorprender. ¡Quédate!
Si quieres saber qué son los emuladores de videojuegos, su origen, cómo funcionan y mucho más, visita estas entradas.
Emulador de videojuegos – ¿Qué es?
Emulador de videojuegos – ¿Cómo funciona?
¿QUÉ ES Y CÓMO FUNCIONA UN EMULADOR DE VIDEOJUEGOS?
Para poder analizar si los emuladores de videojuegos son legales o no, una vez más, tenemos que partir de lo que son y cómo funcionan.
Un emulador de videojuegos es un programa informático que permite que el procesador de un dispositivo (de un PC, por ejemplo) pueda leer el código que estaba destinado a ser leído por otro procesador distinto (el de una consola, por ejemplo).
Para ello, existen distintos métodos. En esencia, consiste en “traducir” el código, ya que las instrucciones para un procesador no son iguales que las que puede leer otro procesador distinto.
Para poder construir el emulador, entonces, es necesario descifrar el código que va destinado a ser leído por el procesador de una consola. De esta manera podremos crear un programa informático que sea capaz de traducir dicho código para ser leído por el procesador de un PC, por ejemplo.
Hasta aquí el proceso de creación de un emulador de videojuegos de manera muy resumida.
Ahora bien, de poco vale construir un emulador si no se va a usar para jugar a los títulos de la consola que estamos emulando.
Aquí es donde entran en juego los archivos ROM e ISO, que contienen los datos y código de los videojuegos y que son ejecutados por el emulador. Gracias al emulador, podremos usar esos juegos que, en principio, son incompatibles con el PC.
Por tanto, tenemos dos situaciones diferenciadas que debemos analizar desde un punto de vista legal:
- La creación del emulador de videojuegos
- La obtención de los datos y código de los videojuegos para jugar en el emulador.
¿CÓMO SE CONSTRUYE UN EMULADOR DE VIDEOJUEGOS?
Bien, pensemos en construir un emulador de cero. Lo que tenemos que hacer es construir un programa informático que sea capaz de interpretar las instrucciones para una consola y ejecutarlas en un PC, por ejemplo.
Por tanto, lo principal (que no lo único) sería encontrar el equivalente entre las instrucciones destinadas a ser leídas por el procesador de una consola y las instrucciones que puede leer el procesador que va a ejecutar el emulador (en nuestro caso, el del PC).
¿Cómo se podría hacer esto?
El primer paso sería averiguar cuáles son esas instrucciones. Un videojuego está programado con las instrucciones necesarias para ser ejecutado por un procesador. Pero esa información no es pública: no se puede conocer las instrucciones que contiene un juego, así como tampoco existe un listado de instrucciones para el procesador de una PS4, por ejemplo.
Por lo tanto, lo que se suele hacer, es utilizar la ingeniería inversa para conocer cómo funciona una consola.
Con esa información, se podría empezar a crear un programa informático que haga lo mismo que la consola y que permita convertir el código necesario para la consola en código de PC.
Todo ello, de manera muy resumida y simplificada.
PROBLEMAS LEGALES DE LOS EMULADORES DE VIDEOJUEGOS.
Una vez hemos visto cómo se puede obtener la información necesaria para construir un emulador, surge una pregunta: ¿es legal?
Para responderla, debemos tener en cuenta los derechos de terceros que pueden verse afectados (fabricantes de consolas y fabricantes de procesadores, entre otros).
- Patentes. Es posible que, tanto las consolas en su conjunto, como los procesadores, estén protegidos a través de la figura de las patentes. En este caso, construir un emulador implica un elevado riesgo de infracción. Construir un emulador mediante ingeniería inversa que funcione emulando un método patentado, por ejemplo, no es legal.
- Derechos de autor. Por su parte, si no existen patentes, existen dos escenarios relacionados con la protección, mediante derechos de autor, del código de funcionamiento original:
- Se replica el funcionamiento mediante la creación de un programa informático copiando todo o parte del código original. Esto implicaría una infracción de derechos de autor, pues el código original está protegido.
- Se replica el funcionamiento mediante la creación de un programa informático sin utilizar el código original. En este caso, no se produce infracción. Además, el emulador gozaría de la protección de los derechos de autor por ser una obra distinta.
EL CASO DE NINTENDO.
Pongamos por caso, que se quiere emular una consola de Nintendo.
Para ello, se puede buscar información en Internet, pero, lo más completo, sería comprar la consola y estudiar su funcionamiento.
En relación con esto, tenemos que tener en cuenta algo muy importante (que también estudiaremos, más adelante, en relación con los videojuegos que van a ser jugados en los emuladores).
Hablamos de la licencia de uso , en este caso, de la consola de Nintendo.
Cuando adquieres una consola o un videojuego, debes aceptar la licencia de usuario. Es decir, el fabricante, te cede un uso limitado del producto que estás comprando.
En el caso de Nintendo, en este acuerdo puede leerse que está prohibida la ingeniería inversa respecto de ninguna parte del software, salvo disposición legal en contrario.
En España, por ejemplo, la normativa en materia de propiedad intelectual, al referirse a los programas de ordenador, determina que el usuario legítimo de la copia de un programa “estará facultado para observar, estudiar o verificar su funcionamiento, sin autorización previa del titular”.
LA EMULACIÓN DE VIDEOJUEGOS.
Pero, como decíamos, un emulador de videojuegos es poco útil si no se utiliza para jugar.
Para ello, lo que necesitaremos será el archivo ROM o ISO del videojuego (pues son copias idénticas del contenido).
A continuación, usaremos el emulador para ejecutar esos archivos.
Sin embargo, esos archivos no son fáciles de conseguir y su obtención plantea problemas legales.
Podemos distinguir dos casos:
- Compramos un videojuego y obtenemos su ROM o ISO; o bien
- Nos descargamos el archivo de Internet
En el primer caso, podemos pensar que, cuando compramos un videojuego, podemos hacer lo que queramos con él. Pero nada más lejos de la realidad.
Aquí hemos de observar, de nuevo, las licencias de usuario que debemos aceptar al adquirir estos productos y que, normalmente, sólo autorizan un uso personal, no exclusivo e intransferible, sin fines comerciales.
Sin embargo, a pesar de ese uso personal, queda siempre prohibido duplicar, copiar o reproducir el producto.
Es decir, aunque compremos un videojuego, no podemos reproducirlo mediante la obtención de un archivo ROM o ISO del contenido del mismo.
En este caso, a diferencia de la posibilidad de estudiar su funcionamiento, la Ley española de Propiedad Intelectual indica que el titular de los derechos de autor sobre un software (videojuego) tiene el derecho de autorizar “la reproducción total o parcial, incluso para uso personal”.
En el segundo caso, cuando nos descargamos una ROM o una ISO de Internet, tampoco hay dudas. Es ilegal.
Tanto en las licencias de usuario, como en la legislación en la materia se prohíbe la distribución pública no autorizada sin el consentimiento del titular de los derechos.
Esta práctica podría acarrear, incluso, sanciones penales.
Distinto sería el caso de aquellas obras cuyos derechos han expirado, pasando al dominio público. Sin embargo, dado que los videojuegos son algo más o menos reciente, esto no ha ocurrido aún.
¿QUÉ ES EL ABANDONWARE?
Tratamos, ahora, un término muy usado en el mundo de la emulación de los videojuegos: el abadonware.
Quienes se dedican a obtener las ROMs de los videjuegos denominan, con este término a aquellos juegos muy antiguos que ya no están disponibles o a aquellos pertenecientes a empresas que ya no existen.
Se escudan en que, como ya no es posible acceder a ellos y la empresa no los está explotando, pueden obtener las ROMs y distribuirlas para que todos puedan disfrutar de ellas.
Pero, ¿es legal? ¿implican estas situaciones que pueden distribuirse copias de esos videojuegos sin problema?.
La respuesta es no.
El hecho de que un videojuego no esté siendo ya explotado por una empresa, bien porque no sea posible comprarlo o bien porque ya no reciba soporte de esa compañía, no implica que decaigan los derechos de autor de sus titulares.
La protección de una obra por derechos de autor solo se extingue con el paso del tiempo plazo establecido legalmente.
Por tanto, si el titular de los derechos quisiera emprender acciones contra quienes distribuyen de manera ilegal un videojuego, estaría facultado para ello.
Igual ocurre en el caso de las empresas que han desaparecido. Que desaparezca la empresa no implica que desaparezcan los derechos de autor. Otra cosa es la dificultad práctica que entrañaría la persecución de una infracción de esa propiedad intelectual.
Sin embargo, lo más usual, es que cuando una empresa vaya a desaparecer, liquide todos sus activos, entre los que se encuentran la titularidad de los derechos de autor. Por tanto, quien adquiera dicha titularidad estará facultado para perseguir una eventual infracción.
SI QUIERES LEER MÁS SOBRE EL MARCO LEGAL DE LOS VIDEOJUEGOS, VISITA ESTAS ENTRADAS:
Derechos de autor en los videojuegos – Parte 1
Derechos de autor en los videojuegos – Parte 2
Derechos de autor en los videojuegos – Parte 3
La clasificación por edades en los videojuegos
El sistema PEGI – Clasificación por edades en los videojuegos
El sistema ESRB – Clasificación por edades en los videojuegos
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