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La tecnología RFDI. (Radio Frequency IDentification)

 

La RFDI es una forma de comunicación inalámbrica que permite identificar y encontrar objetos. Por lo tanto, RFID es una tecnología de identificación automática, que identifica y recopila datos sobre elementos sin intervención humana o entrada de datos.

Normalmente, tanto la tecnología RFID y como el código de barras se utilizan de manera similar para rastrear el inventario. Sin embargo, existen diferencias importantes que hacen que una opción u otra sea mejor en determinados contextos. Por una parte, tenemos que tener en cuenta que las etiquetas de RFID no requieren una linea de visión directa para poder leerse, sino que estamos ante datos almacenados que se pueden actualizar en tiempo real; mientras que, los datos incorporados en un código de barras son solo de lectura y, por ende, no se pueden modificar. Por otra parte, las etiquetas RFID no requieren de una fuente de alimentación y, por contra, los códigos de barra requieren que la tecnología que lea el código tenga una fuente de alimentación.

Históricamente, el origen de la etiqueta RFID se remonta a la década de 1940 aunque se empezó a utilizar con más frecuencia en la década de 1970. Sin embargo, durante mucho tiempo, el elevado coste de las etiquetas y de los lectores supuso la prohibición de su uso comercial generalizado. De tal manera que, a medida que disminuyeron los costos de hardware, también aumentó  la  adopción  de  RFID. Con todo, a pesar de que como venimos diciendo, las aplicaciones comerciales de  RFID  son  anteriores,  el  uso  de RFID en la gestión de la cadena de suministro es relativamente nuevo.

Las aplicaciones de RFID son diversas y están creciendo en varios sectores para diferentes propósitos. En Europa y EE. UU, la RFID ha sido adoptada por algunos minoristas importantes. En 2003, los principales minoristas del mundo, incluidos Metro Group en Alemania, Marks & Spencer en el Reino Unido y Wal-Mart en los EE. UU., exigieron el uso de RFID en el seguimiento de suministros. Esta tecnología se encuentra ahora en una etapa en la que existen beneficios potencialmente  mayores  para  una aplicación más amplia, a la vez que siguen existiendo barreras que incluyen un marco de políticas imprescindible para mejorar los beneficios para las empresas y los consumidores y, al tiempo, abordar eficazmente los problemas de seguridad y privacidad.

   

¿Cómo funciona RFID?

 

Para explicar el funcionamiento de esta tecnología tenemos que tener en cuenta que cada sistema RFID consta de tres componentes: de una antena de exploración, un transceptor y un transponedor. En el instante en el que se produce la combinación de los dos primeros, se les denomina lector RFID. Este lector RFID es un dispositivo conectado a la Red que puede ser portátil o puede estar conectado permanentemente y que se encarga de utilizar las ondas de radiofrecuencia para transmitir señales que activan la etiqueta. Una vez activada, la etiqueta envía una onda de regreso a la antena, donde se produce la traducción en datos. En lo que respecta al tercer elemento, el transponedor, este se encuentra en la etiqueta RFID.

De tal manera que, el rango de lectura de las etiquetas RFID varía en función de determinados factores que han de tenerse en cuenta como son, el tipo de etiqueta, el tipo de  lector,  la frecuencia y la interferencia del entorno o de otras etiquetas y lectores.

 

¿Cuáles son los tipos de etiquetas RFID?

 

Las etiquetas RFID son un producto compuesto. En el sentido de que se componen de un circuito integrado (IC), una antena y un sustrato.

Existen dos tipos principales de etiquetas: la RFID activa y la pasiva. En lo que respecta al primer tipo, la RFID activa presenta su propia fuente de alimentación (normalmente, una batería), mientras que la RFID pasiva prescinde de las baterías; es más, recibe su energía de la antena de lectura. Dejando a un lado esta simple clasificación, lo cierto es que existen etiquetas RFID semi-pasivas, lo que implica que la batería hace funcionar los circuitos mientras que la comunicación se alimenta por el lector.

Beneficios, desventajas y barreras asociadas a la implementación de esta tecnología

 

Existe una gran inversión en el desarrollo y mejora de sistemas RFID debido a las importantes ventajas que las empresas y las cadenas de suministro pueden alcanzar con él en comparación con las etiquetas de código de barras.

Estas ventajas derivan de la automatización del proceso de identificación, la eliminación de trabajos manuales para escanear elementos y la actualización continua de datos. Este último factor es importante para proporcionar una visibilidad completa del inventario a lo largo de toda la cadena de suministro. Por lo tanto, los artículos etiquetados que se mueven por una empresa se pueden monitorear desde el almacén del proveedor hasta los estantes. Esta visión integral de la cadena de suministro permite a las empresas recortar inventarios, agilizar la logística y optimizar la eficiencia de su fuerza laboral alcanzando así importantes ventajas competitivas.

Algunos autores como Gaukler y Seifert, explican que el coste en RFID difiere del de los códigos de barras ya que con los códigos de barras, el costo de la etiqueta es bajo, pero el costo incremental de cada escaneo es alto debido a que,  generalmente, involucra mano de obra humana y flujo de material.

   

Por otra parte, la RFID podría convertirse en una importante fuente de ventaja competitiva en el campo de la logística. El sistema presenta la capacidad de lectura rigurosa y simultánea con una mayor capacidad de datos que contribuye a mejoras de eficiencia en el movimiento de materiales.

Por ejemplo, se pueden lograr mejoras de eficiencia en la carga y descarga, ya que los operadores de almacén no necesitan manipular lectores ópticos para recolectar datos sobre los productos que se cargan o descargan. Como ya hemos hecho alusión con anterioridad, las etiquetas RFID se leen a través de radiofrecuencias, por lo que, no es obligatorio colocar los elementos en una posición determinada para leerlas. Esto podría resultar útil para una gestión eficaz del almacén y, además, los productos etiquetados con RFID permiten a las tiendas rastrear ubicaciones y contar inventarios en tiempo real.

Por el lado de la venta al por menor, la tecnología RFID en el punto de venta (POS) se puede utilizar para monitorear las tendencias de la demanda o para construir un patrón probabilístico de demanda. Esta aplicación podría ser útil para la industria de la confección que exhibe altos niveles de dinamismo en las tendencias. Si se utilizan sistemas RFID para la recopilación de información, se puede capturar información precisa y en tiempo real sobre la venta de productos y utilizarla para la toma de decisiones. Entonces, los sistemas RFID brindan una visibilidad total del movimiento del producto en la cadena de suministro; lo que puede ayudar a tomar decisiones tempranas sobre la gestión de inventario en caso de que haya alguna interrupción en el suministro de materiales. De hecho, para Gaukler y Seifert las principales ventajas derivadas del despliegue de RFID en las cadenas de suministro están asociadas al ahorro de tiempo y mano de obra y también a los beneficios de una mayor visibilidad.

   

Como se ha observado, la aplicación de la tecnología RFID en un contexto de cadena de suministro aporta muchos beneficios para la optimización y la eficiencia. Sin embargo, la implementación del sistema RFID también trae algunas desventajas. Kapoor, Zhou y Piramuthu habían identificado problemas técnicos (por ejemplo, violaciones de privacidad y seguridad, cuellos de botella en los sistemas informáticos y errores de lectura) y problemas económicos (por ejemplo, costes y obsolescencia) que las implementaciones de RFID en la gestión de la cadena de suministro deben superar.

Además de estas desventajas, existen algunos obstáculos potenciales relacionados con el despliegue de esta nueva tecnología. En primer lugar, supone una gran inversión y la rentabilidad de esta solo se recupera a largo plazo. Además, este tipo de tecnología presenta un gran nivel de obsolescencia e innovación, por lo que, si se verifica un retorno de la inversión (ROI) corto, menos motivadas estarán las empresas para invertir en la RFID. Los altos costes, la falta de estandarización y know-how son algunos de los obstáculos referidos por las empresas para no utilizar la tecnología RFID.

Asimismo, dado que la tecnología RFID se implementa a través de los límites de la empresa y se extiende a otros socios de la cadena de suministro, las barreras culturales y de comportamiento también juegan un papel importante. Hablamos de problemas de seguridad y confianza, porque cuando las etiquetas RFID están incrustadas en el artículo vendido, el propietario anterior puede mantener  indefinidamente  el  acceso  a  nivel  de  artículo  de  radiofrecuencia.  La  confianza,  el compromiso, la transparencia de la información y el enfoque en la cadena de suministro en general representan desafíos especiales para los gerentes. Ahora bien, estos problemas críticos pueden superarse implementando prácticas de colaboración efectivas entre los miembros de la cadena de suministro.

En definitiva, la incorporación de esta pionera tecnología en las cadenas de suministros, a pesar de las desventajas anteriormente mencionadas, supone un gran avance hacia la modernización de los sectores dada su capacidad de adaptarse a diferentes ámbitos. No obstante, en los siguientes artículos nos vamos a centrar en la utilización de la tecnología RFID, más concretamente, en el sector de la moda.

 
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